jueves, 16 de marzo de 2017

Batalla

La noche cerrada se burla de mi insomnio. Escucho sus carcajadas. Se cuelan con el aire que entra por la ventana entreabierta. Me dice que me tiene atrapada que, aunque me acueste y cierre los ojos no podré conciliar el sueño. ¡Pobre ingenua! ¡Cerrar los ojos! Envidia, eso es lo que siente, por eso se ríe así, por eso no quiere que me acueste a tu lado, porque quiere ser ella la que cubra tu cuerpo, la que disfrute tus labios, la que se cuele en tus sueños. Te miro y la mueca de tus labios sonríe al ritmo relajado de tu corazón. Tu cuerpo se adivina bajo la sábana blanca que te cubre. La retiro con la mirada, no me levanto, no quiero despertarte. Estás preciosa. Eres preciosa. Tus piernas entrelazadas. Los brazos rodeándote el pecho me impiden disfrutar de la curva que me vuelve loca. Tu melena oscura cae por tu espalda, cubre la almohada, me busca por ella sin saber que estoy aquí sentada, al otro lado, dibujándote con palabras, haciéndote el amor.

Ha dejado de reírse. Se ha enfadado y ha cerrado la ventana sobresaltándote. Creo que ha dejado mi corazón al otro lado. Le escucho golpear el cristal pidiendo que le rescate de unas manos que no son las tuyas, de unos besos que no saben a tus labios, de “te quieros” llenos de ausencia, de la ausencia de ti. Me falta el aire. Te veo, pero no puedo tocarte. Intento alcanzarte, pero la noche te aleja. Es extraño, de repente se ha vuelto mezquina, pero me niego. Me niego a dejar que gane esta batalla. A hacerle el amor a alguien que no seas tú.

Me levanto y corro en su ayuda. La ventana se aleja. Mi corazón intenta evitarlo y empuja con todas sus fuerzas el pesado marco para volver a entrar. No quiere perderte, la noche piensa que sí, pero es porque no le conoce. No sabe nada. No entiende nada. Si lo hiciera sabría que esa Celia a la que está reclamando ya no existe. Que se fue con el amor de su vida para no regresar jamás. Que aun con todo lo que luchó le quedan fuerzas. Que la tinta no se borra. Que las palabras pueden estar llenas o vacías. Que pueden iluminar con su luz el más terrible de los cataclismos.

Ha estallado. El cristal ha estallado. Lo he recuperado.

—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

Ya es mío de nuevo.

—Sí cariño, estoy bien.

No podrás conmigo. No podrás con su luz. No podrás con nuestra candela.

—¿Qué ha pasado?

¡Su voz!

—Una corriente de aire ha roto el cristal de la ventana. No te levantes que hay cristales. Yo los recojo. 

No te tengo miedo. No me tengo miedo.

Un landó negro con dos corceles blancos engalanados esperaba a la sombra justo enfrente de la puerta del hostal. Su estancia en Cádiz había finalizado y tenían que coger otro tren que las llevase hasta su próximo destino. Cuando salieron a la calle, el sol gaditano las despidió deshaciéndose de una nube despistada que, crecida, había creído que podría con él. Aurora se cubrió los ojos con la palma de la mano y Celia estiró el cuello como si quisiera apoderarse de cada uno de los rayos que le estaban siendo regalados.

—Voy a echarlo de menos —dijo Aurora girando sobre sí misma antes de subirse al carruaje.

—Siempre podemos regresar —respondió Celia dándola una cariñosa palmadita en el trasero.

El cochero, cargó las maletas, subió y cogió las riendas. Miró por la ventanilla que daba al interior para comprobar que ambas estaban sentadas y con un sutil movimiento de manos, hizo que los caballos comenzasen a moverse. Aurora, abrió la cortinilla de la parte derecha para poder ver el mar mientras salían, Celia, a su vez, recostó la cabeza sobre su hombro y cerró los ojos para poder olerlo.

—Aún no me creo que estemos aquí.

—Yo, sencillamente, aun no me creo que estemos —respondió Celia en un suspiro que alborotó a las gaviotas que siempre atentas oteaban el horizonte a la espera de las barcas que llegaban hasta la orilla cargadas de pescado.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé. A veces siento que la Celia que se ha quedado en Madrid necesitase de mí. Es como si sintiera que ha perdido el rumbo, que ha cambiado, que se ha obligado a ser sin ti sabiendo que será imposible.

—Es normal que sientas eso —respondió Aurora acariciándole el rostro —. Ella tendrá que hacer su vida con lo que le ha quedado. Con lo que la dejen. ¿Quieres regresar? —preguntó con la voz entristecida.

—No —dijo rotundamente, incorporándose de nuevo, sujetando la cara de Aurora con las manos, besándola despacio, como si fueran sus labios lo único que necesitase para ser feliz —. Creo que es ella la que quiere que regrese, pero la Celia que se quedó en Madrid tendrá que sobrevivir sin mí. Estoy segura de que podrá hacerlo. A ella le queda una vida por delante y no tiene más remedio que vivirla, pero tú y yo, a ti y a mí, nos queda toda la eternidad y eso, Meine Liebe, no lo cambiaría por nada del mundo.

—¿Estás segura?

—No he estado más segura de nada en la vida —respondió entrelazando su mano con la de Aurora que sonrió con una de esas sonrisas suyas capaces de deshacer hielo.

Ambas volvieron a mirar por la ventana. El mar seguía sus pasos, como si quisiera disfrutar de ellas tanto como ellas ansiaban seguir disfrutando de él. De la calma. De la brisa. De la sal que escuece, pero cierra heridas. Celia se llevó la mano al pecho y sonrió al sentir que bajo la blusa no había cicatriz alguna a pesar del empeño de la noche.

—Anoche, cuando se rompió el cristal no estabas en la cama ¿verdad? —apuntó Aurora de repente.

—No, no lo estaba.
—¿Estuviste escribiendo? —preguntó señalando la carpeta roja que la Silva había dejado apoyada en el asiento de enfrente.

—Sí, se puede decir que sí, aunque creo que más bien estuve librando una batalla.

—¿Y quién ganó? —preguntó con la mirada curiosa.


—Tú Aurora. Siempre ganarás tú. 

Adriana Marquina

4 comentarios:

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  2. w O o W que paralelo mas G-E-N-I-A-L me deja una sensación extraña puedo traducirla en agridulce,porque concuerdo la Celia de la serie tendra que vivir con lo que le "pongan a la FUERZA" que para mi casi no queda nada de su esencia, me es imposible apoyar su nueva historia (de supuesto amor jaja ) basa en la HIPOCRESIA y en el ASESINATO de un personaje maravilloso...pero si tendra que vivir como pueda, es triste...

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  3. y por eso comprendo a la Celia del paralelo quisiera regresar con ella y recatarla creo que muchos quisiéramos hacer eso jaja, pero ahÌ entras tu como escritora en tus manos Celia&Aurora podrán brillar y siempre estaré segura que cuidaras a los personajes como se merecen "GRACIAS por adoptarlas" XD ... y me encanto en si todo este paralelo es GENIAL ..... PERO es muy buena la frase con la que terminas

    TÙ AURORA SIEMPRE GANARAS TÙ...

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